La normativa sobre Competencia Desleal pretende proteger a los empresarios de determinadas conductas deshonestas. Entre otras, de los llamados actos de engaño, consistentes en la promoción de un producto o de un servicio utilizando informacion que pueda inducir a error al consumidor y cambiar el comportamiento de éste: de los actos de confusión, consistentes en crear confusión respecto de la actividad, las prestaciones o el establecimiento ajeno; de los actos de denigración, consistentes en la realización o difusión de manifestaciones sobre la actividad las prestaciones, el establecimiento o las relaciones mercantiles de un tercero que sean aptas para menoscabar su crédito en el mercado a no ser que sean exactas, verdaderas y pertinentes; de la inducción a la infracción contractual, de los actos de explotación de la reputación ajena o de los actos de comparación.